Contrario a lo prometido por las ideas de progreso de la modernidad, la sociedad actual enfrenta una crisis multidimensional que pone en riesgo la sobrevivencia humana y la de otras formas de vida en el planeta; la degradación ambiental, la desigualdad económica, los problemas alimentarios, la crisis energética y la reciente crisis sanitaria destapada por el COVID-19, entre otros, dan cuenta de una civilización en crisis: la crisis de una civilización moderna basada en el modelo de desarrollo del crecimiento económico.

Dos de las categorías centrales del pensamiento moderno están en cuestión: el individualismo para la realización humana y la naturaleza como recurso para el desarrollo humano; detrás de ellas, la gran falla histórica del pensamiento moderno desde el paradigma cartesiano: la separación humano-naturaleza. La comprensión del humano como conjunto de libertades individuales cuya realización depende de su acción propia sobre las dimensiones que lo conforman y por encima de cualquier otra cosa y la naturaleza como objeto de contemplación, transformación y dominio, mediante el uso de la razón instrumental, expresada en la técnica y el trabajo como fundamento de la ciencia moderna, más la idea del conocimiento como un perpetuo desarrollo histórico hacia la verdad totalizadora.

Tal comprensión no alcanza ya para dar respuestas a la problemática que la realidad actual en su complejidad nos presenta; la pregunta por el desarrollo humano no puede ser contestada desde una de las dimensiones humanas ni desde una sola de las disciplinas de estudio de la ciencia moderna. Revisemos esas otras propuestas y decidamos.